El viernes 1 de Abril de 2011nos dirigimos a Vegacervera, capital de la cecina de chivo, situada en la montaña central leonesa. entrada de las hoces del mismo nombre. Llegamos sobre las 16.30 hs, con un sol de justicia. Una vez reunidos todos los expedicionarios nos ponemos el traje de faena consistente en una funda, botas de goma, casco y frontal. A continuación nos dirigimos hacía la cueva situada a las afueras del pueblo pasando por la fábrica de embutidos que desprendía un olor que invitaba al buen yantar.Al llegar a la cueva recibimos las primeras instruciciones para prevenir accidentes.
Ya en el interior, pasadas varias salas, nos encontramos con un habitante típico de las cuevas. Nuestro amigo el murciélago, que por cierto estaba dormido o mejor dicho hibernando. No se inmutó con nuestra presencia, a pesar de la luz y de nuestra charla. También pudimos ver arañas, mariposas y toda suerte de artrópodos
La temperatura en el interior de la cueva era muy agradable. Afortunadamente la humedad no era excesiva a pesar de que por casi todas las galerias había bañeritas (microgur) llenas de agua. Por toda la cueva el batrro era abundante, lo que daba lugar a resbalones inesperados y por habilidad inofensivos.
Pasadas varías galerías nos encontramos con gateras que requerían arrastrase por el suelo con todo el cuerpo, con lo cúal salimos bastante manchados de barro.
En una de las salas a la cúal accedimos nos sentamos todos en el suelo apagando los frontales y mantniendomos en silencio disfrutamos de una oscuridad y silencio absolutos. Pasados unos minutos encendimos las luces de nuestros cascos y continuamos la exploración llegando a un punto que con la ayuda de una cuerda hemos subido a otro nivel de la cueva.Después de unos metros nos encontramos con una pronunciada bajada que requería de una cierta pericia por parte del grupo.
Parte de nosotros accedimos a una sala en el nivel superior,teniendo que realizar una difícil trepada que continuaba por una senda muy estrecha que nos obligaba a reptar por un suelo de arcilla muy resbaladizo que daba paso a una gran habitación llena de formaciones calcáreas.
Juntos de nuevo todos y avanzando por las mismas galerías nos dirigimos hacía la salida habiendo transcurrido alrdedor de unas dos horas que ha todos se nos pasaron volando
Un sol radiante nos recibió a la salida lo que nos hizo animarnos a recorrer todo el cresterío de la cueva en la que pudimos ver trincheras de la guerra cívil. Para terminar la excursión y después de cambiarnos acudimos a un bar de la localidad para tomar un refrigerio y charlar un rato sobre la experencia vivida.
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